El mundo es un pañuelo y estando en un mundo tan diverso, es normal que día con día nos encontremos en nuestro camino personas tan diferentes. Ahora pensemos en las posibilidades de encontrarnos en un autobús, en el micro o en cualquier lugar personas con costumbres o formas de ganarse la vida tan diferentes que nosotros mismos podemos quedar maravillados y/o extrañados.
Está idea surgió en mis después de unos cuantos viajes realizados en el metro (cada fin de semana tengo que subirme a este gran medio de transporte). Creo que el metro es un buen medio de transporte en una ciudad donde el viaje de 10 Km. en microbús
puede tomar hasta 1 HR o más. Cada ocasión que tomó el metro me encontró con gente tan diversa desde los que no durmieron bien en su casa (teniendo que levantarse temprano para llegar al trabajo), los que aún se van arreglando (esto se da más en las mujeres quienes entran al metro despeinadas, sin maquillar y salen todas unas ejecutivas), los que van haciendo la tarea, etc.
En esos viajes me ha tocado encontrarme de todo:
Una vez iba tan tranquila pensando en no sé que asunto (la tarea, la falta de tiempo, que tenía hambre) cuando, de repente, volteé hacia uno de los lugares del vagón y vi como un señor iba platicando con él mismo. Eso se me hizo normal pensé “tal vez está cantando o está recordando algo que se le olvidó) pero de repente que se empieza a persignar y a pedir perdón por sus pecados. &( . Había visto personas hacerlo pero no en el metro sino en la iglesia, algunas personas si se extrañaron y se alejaron un poco, pero otros sólo lo miraron y siguieron con sus actividades. (Cada quien su vida)
En otra ocasión iba en el metro tan tranquila leyendo mi libro de “cuentos de invierno” cuando entró una señora que literalmente se iba arrastrando e iba pidiendo una caridad. Como se iba arrastrando pues llevaba un trapo en sus manos y cada que pasaba a los pies de una persona, tomaba el trapo y limpiaba los zapatos. Se podría decir que ella limpiaba los zapatos y tú le dabas algo para comer, algunos como siempre pues le daban dinero y otros definitivamente mejor ni hacían caso. La señora llegó casi al final del vagón donde yo estaba cuando un señor le dijo “¿por qué no se pone a trabajar?”, la señora volteó la cabeza y le dijo “pues de que cree que puedo trabajar, si ud. Me da trabajo yo lo hago” y el señor le respondió “pues si quiere venda estás aguas que traigo (el Sr. llevaba de 15 a 20 botellas de agua)” y la señora muy digna dijo “no acepto limosnas”. Muchas de las personas que íbamos en el vagón tuvimos que contener la risa porque la señora muy digna no había aceptado la ayuda para hacerse de “un changarro” y prefería seguir pidiendo dinero a los pies de las personas. (Es triste pero de que hay limoneros con garrote los hay)
Otra de las tantas veces, me tocó observar la caballerosidad de los hombres. Ya sé que luchamos por nuestra individualidad de mujeres y por la igualdad pero en ocasiones es necesario que alguien ceda un lugar. Iba una señora embarazada y con un bebé en brazos (se ve que no sabe lo que es planificar) de pie, cuando se desocupó un lugar cerca de ella, la verdad yo estaba esperando a que se sentara, pero de repente “zaz” que se aparece un señor y que se sienta en el lugar vació. Todo parece indicar que el señor surgió por generación espontánea y solía quitar asientos a señoras embarazadas, así que la señora ya no se pudo sentar allí. Como no observe a algún otro caballero en ese vagón tuve que levantarme yo y cederle mi lugar (suerte que sólo faltaban 2 estaciones para llegar a mi destino).
Ya hablando de los pocos asientos que hay en el metro puedo mencionar que una ocasión vi a un chico que al sentarse ocupaba dos lugares: uno para él y otro para su periódico. Ese día iba sentada junto a él, este chico iba leyendo su periódico tan tranquilo pero parecía que no se acomodaba e iba de lado leyendo casi ponía el periódico en mis piernas (hablando metafóricamente), cuando se fue el señor que estaba a su lado puso sus piernas es el otro asiento y colocó su periódico, a pesar de que muchas personas se querían sentar en el asiento. Creo que era tan humanitario el chico que pensaba que el periódico tenía que ser tomado como un ser vivo sobre todas las personas que iban de pie.
Para retratar otra historia de trabajo, en una ocasión un señor subió como todas las personas y de repente empezó a actuar, era una obra de su invención, tal vez no era muy buena, esa obra trataba de dos amantes y una esposa. El señor hablaba a cada rato de engaños y balazos (lo bueno es que hacia reír a la gente) pero lo malo es que su obra de teatro duró más de 8 estaciones, cuando estaba pensando en darle una retribución por las risas causadas me di cuenta que ya había llegado a mi destino y no había terminado su obra, así que lastima por este señor. Creo que es buen trabajo, pero debe de ser más corto para que así la gente pueda darle dinero (si queremos una obra más larga vamos al teatro).
Así como todas estás situaciones, todos hemos vivido algo diferente ya sea bueno o malo, ya que cada persona es diferente puede encontrar extraño lo que para otro simplemente no lo es. Traté de retratar algunas de las que me han sucedido durante un viaje pero si alguien tiene alguna otra estaría bien compartirla, es más todos dicen que cada cabeza es un mundo.
Está idea surgió en mis después de unos cuantos viajes realizados en el metro (cada fin de semana tengo que subirme a este gran medio de transporte). Creo que el metro es un buen medio de transporte en una ciudad donde el viaje de 10 Km. en microbús
puede tomar hasta 1 HR o más. Cada ocasión que tomó el metro me encontró con gente tan diversa desde los que no durmieron bien en su casa (teniendo que levantarse temprano para llegar al trabajo), los que aún se van arreglando (esto se da más en las mujeres quienes entran al metro despeinadas, sin maquillar y salen todas unas ejecutivas), los que van haciendo la tarea, etc.
En esos viajes me ha tocado encontrarme de todo:
Una vez iba tan tranquila pensando en no sé que asunto (la tarea, la falta de tiempo, que tenía hambre) cuando, de repente, volteé hacia uno de los lugares del vagón y vi como un señor iba platicando con él mismo. Eso se me hizo normal pensé “tal vez está cantando o está recordando algo que se le olvidó) pero de repente que se empieza a persignar y a pedir perdón por sus pecados. &( . Había visto personas hacerlo pero no en el metro sino en la iglesia, algunas personas si se extrañaron y se alejaron un poco, pero otros sólo lo miraron y siguieron con sus actividades. (Cada quien su vida)
En otra ocasión iba en el metro tan tranquila leyendo mi libro de “cuentos de invierno” cuando entró una señora que literalmente se iba arrastrando e iba pidiendo una caridad. Como se iba arrastrando pues llevaba un trapo en sus manos y cada que pasaba a los pies de una persona, tomaba el trapo y limpiaba los zapatos. Se podría decir que ella limpiaba los zapatos y tú le dabas algo para comer, algunos como siempre pues le daban dinero y otros definitivamente mejor ni hacían caso. La señora llegó casi al final del vagón donde yo estaba cuando un señor le dijo “¿por qué no se pone a trabajar?”, la señora volteó la cabeza y le dijo “pues de que cree que puedo trabajar, si ud. Me da trabajo yo lo hago” y el señor le respondió “pues si quiere venda estás aguas que traigo (el Sr. llevaba de 15 a 20 botellas de agua)” y la señora muy digna dijo “no acepto limosnas”. Muchas de las personas que íbamos en el vagón tuvimos que contener la risa porque la señora muy digna no había aceptado la ayuda para hacerse de “un changarro” y prefería seguir pidiendo dinero a los pies de las personas. (Es triste pero de que hay limoneros con garrote los hay)
Otra de las tantas veces, me tocó observar la caballerosidad de los hombres. Ya sé que luchamos por nuestra individualidad de mujeres y por la igualdad pero en ocasiones es necesario que alguien ceda un lugar. Iba una señora embarazada y con un bebé en brazos (se ve que no sabe lo que es planificar) de pie, cuando se desocupó un lugar cerca de ella, la verdad yo estaba esperando a que se sentara, pero de repente “zaz” que se aparece un señor y que se sienta en el lugar vació. Todo parece indicar que el señor surgió por generación espontánea y solía quitar asientos a señoras embarazadas, así que la señora ya no se pudo sentar allí. Como no observe a algún otro caballero en ese vagón tuve que levantarme yo y cederle mi lugar (suerte que sólo faltaban 2 estaciones para llegar a mi destino).
Ya hablando de los pocos asientos que hay en el metro puedo mencionar que una ocasión vi a un chico que al sentarse ocupaba dos lugares: uno para él y otro para su periódico. Ese día iba sentada junto a él, este chico iba leyendo su periódico tan tranquilo pero parecía que no se acomodaba e iba de lado leyendo casi ponía el periódico en mis piernas (hablando metafóricamente), cuando se fue el señor que estaba a su lado puso sus piernas es el otro asiento y colocó su periódico, a pesar de que muchas personas se querían sentar en el asiento. Creo que era tan humanitario el chico que pensaba que el periódico tenía que ser tomado como un ser vivo sobre todas las personas que iban de pie.
Para retratar otra historia de trabajo, en una ocasión un señor subió como todas las personas y de repente empezó a actuar, era una obra de su invención, tal vez no era muy buena, esa obra trataba de dos amantes y una esposa. El señor hablaba a cada rato de engaños y balazos (lo bueno es que hacia reír a la gente) pero lo malo es que su obra de teatro duró más de 8 estaciones, cuando estaba pensando en darle una retribución por las risas causadas me di cuenta que ya había llegado a mi destino y no había terminado su obra, así que lastima por este señor. Creo que es buen trabajo, pero debe de ser más corto para que así la gente pueda darle dinero (si queremos una obra más larga vamos al teatro).
Así como todas estás situaciones, todos hemos vivido algo diferente ya sea bueno o malo, ya que cada persona es diferente puede encontrar extraño lo que para otro simplemente no lo es. Traté de retratar algunas de las que me han sucedido durante un viaje pero si alguien tiene alguna otra estaría bien compartirla, es más todos dicen que cada cabeza es un mundo.
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