Para no dejar desapercibido y sumirme un poco en el sentimiento de miedo de este día, decidí hacer un post sobre los montruos y personajes clásicos de miedo, sin embargo al comenzar a escribir esto me surgieron algunas ideas para poner en este blog del porque estos días me traen buenos recuerdos. Ahora que escucho a los niños canturrear fuera de la puerta de la casa y del vecindario donde vivo:
"La calavera tiene hambre no hay un pancito por ahí, no se lo acaben todo dejenos la mitad"
Me pongó a pensar que yo nunca salí a pedir calavera ¿porqué? mis papás creen que eso no es muy mexicanos y tradicional y mejor nos reuniamos toda la familia a hacer pan, empezando a las 7 am para terminar a las 3 o 4 am del otro día. Teminabamos muy cansados pero todos terminabamos comiendo unos 4 o 5 panes diferentes, haciendo de diferentes sabores y todo muy divertido. Cuando nosostros como niños terminabamos de hacer una parte de nuestro trabajo, ibamos a la parte trasera de la casa de mi abue y caminabamos entre los oscuros lugares (carca de un árbol tenebroso, jugabamos a las atrapadas, etc), en ese entonces, no muchos niños salían a pedir su calavera. Siempre nos la pasabamos muy bien haciendo pan, correteandonos como locos gritando y buscando juegos diversos en que ocuparnos. Eso fue algo de los más significativo para mi durante mi niñez.
Cuando más adolescente, llegó un momento en el que perdí el gusto y sólo veía a mis primos jugar entre ellos mientras nosotros haciamos pan, así que no estaba muy contenta con eso puesto que a nosostros nos tocaba hacer el trabajo pesado. Después de un tiempo, por diferentes razones cada quien empezó a hacer su pan en su casa para no terminar tan tarde, además de que el horno del pan se destruyó para ampliar la casa, aún así cada año lo vuelven a levantar para que cada quien haga sus panes el día que pueda (claro entre la fecha), aún nos logramos reunir pero ya no todos como antes.
Entré a la preparatoría y eso de los festejos se centraba más en lo que se conoce como Halloween y las fiestas esas de disfraces, toda esa faramalla. Así que ya no era mucho de festejar lo que era el día de muertos a lo cual no me pude integrar muy bien, así pasó el primer año de la prepa y digamos que fue el detonante de mi segundo afecto por el día muertos. Ese año hicimos una ofrenda que resultó estar fatal (casi lugar 15 de 15), eso pico el orgullo de mis compañeros y decidimos participar el siguiente año con algo mejor. Así participamos el año siguiente, llegamos al segundo lugar estatal, orro año más y el tercer lugar. En ese tiempo, hubo convivencia en mi grupo de la prepa muy fuerte, todos nos unimos para ganar auqnue después volvió la desunión, pero esa experiencia se quedó para siempre.
Ahora una ofrenda, me trae buenos recuerdos y buenos sentimientos, sé que es un honor para alguien más y eso me hace darme cuenta que la celebración de el día de muertos es algo que deberiamos de festejar y no perder por costumbres que no tienen la misma propiedad. Mañana postearé la otra entrada.
"La calavera tiene hambre no hay un pancito por ahí, no se lo acaben todo dejenos la mitad"
Me pongó a pensar que yo nunca salí a pedir calavera ¿porqué? mis papás creen que eso no es muy mexicanos y tradicional y mejor nos reuniamos toda la familia a hacer pan, empezando a las 7 am para terminar a las 3 o 4 am del otro día. Teminabamos muy cansados pero todos terminabamos comiendo unos 4 o 5 panes diferentes, haciendo de diferentes sabores y todo muy divertido. Cuando nosostros como niños terminabamos de hacer una parte de nuestro trabajo, ibamos a la parte trasera de la casa de mi abue y caminabamos entre los oscuros lugares (carca de un árbol tenebroso, jugabamos a las atrapadas, etc), en ese entonces, no muchos niños salían a pedir su calavera. Siempre nos la pasabamos muy bien haciendo pan, correteandonos como locos gritando y buscando juegos diversos en que ocuparnos. Eso fue algo de los más significativo para mi durante mi niñez.
Cuando más adolescente, llegó un momento en el que perdí el gusto y sólo veía a mis primos jugar entre ellos mientras nosotros haciamos pan, así que no estaba muy contenta con eso puesto que a nosostros nos tocaba hacer el trabajo pesado. Después de un tiempo, por diferentes razones cada quien empezó a hacer su pan en su casa para no terminar tan tarde, además de que el horno del pan se destruyó para ampliar la casa, aún así cada año lo vuelven a levantar para que cada quien haga sus panes el día que pueda (claro entre la fecha), aún nos logramos reunir pero ya no todos como antes.
Entré a la preparatoría y eso de los festejos se centraba más en lo que se conoce como Halloween y las fiestas esas de disfraces, toda esa faramalla. Así que ya no era mucho de festejar lo que era el día de muertos a lo cual no me pude integrar muy bien, así pasó el primer año de la prepa y digamos que fue el detonante de mi segundo afecto por el día muertos. Ese año hicimos una ofrenda que resultó estar fatal (casi lugar 15 de 15), eso pico el orgullo de mis compañeros y decidimos participar el siguiente año con algo mejor. Así participamos el año siguiente, llegamos al segundo lugar estatal, orro año más y el tercer lugar. En ese tiempo, hubo convivencia en mi grupo de la prepa muy fuerte, todos nos unimos para ganar auqnue después volvió la desunión, pero esa experiencia se quedó para siempre.
Ahora una ofrenda, me trae buenos recuerdos y buenos sentimientos, sé que es un honor para alguien más y eso me hace darme cuenta que la celebración de el día de muertos es algo que deberiamos de festejar y no perder por costumbres que no tienen la misma propiedad. Mañana postearé la otra entrada.
1 commentaire:
Uuuuuuuh, que recuerdos de esas ofrendas, yo tengo unas fotos de esos tiempos, a ver si las busco y las subo a mi blog.
Siempre es especial festejar estos días, será que se siente distinto cuando ha participado uno en estas cosas, y como tu dices es una experiencia que se queda para siempre.
Fui a ver las ofrendas al centro a Tlaxcala y tome unas fotos, a ver si las subo también.
Saluditos
Publier un commentaire