Han pasado los años a través de mí, por dentro y por fuera. La vida me ha enseñado tantas duras lecciones y he aprendido a levantarme, he aprendido que una victoria no vale sino has luchado por ella, que la vida no siempre es como la queremos y que toda nuestra vida estaremos luchando contra aquellos que nos quieren ver mal y por aquellos que queremos. Cada etapa de la vida me ha traído cosas buenas a mi vida: amigos, amores, estudio, carrera, salud, dinero, entre otras cosas, pero no todo ha sido bueno me ha traído a la vez desilusiones, cambios de forma de ser, desengaños, cambio de amigos, descubrimiento de caretas, entre otras cosas.
Todo esto me ha ayudado a crecer, sin embargo desde hace algunos días me he percatado que hay algo que no ha cambiado en mí “la ingenuidad”. No sé si esto sea para bien o para mal, ya que muchas de las cosas que he realizado se han debido a la gran parte ingenua que aún habita en mí. Como todo en este mundo esa parte que aún habita en mi tiene su parte buena y su parte mala.
Tenemos el hecho de creer que las personas son “buenas” y que siempre tratarán de hacerte el menor daño posible. Es decir, aún creo en que las personas no siempre están pensando en hacerte daño con sus acciones. Con lo que respecta a este punto, no puedo ya estar tan segura de eso (no es que esté en mi etapa pesimista) pues me he dado cuenta que la gente (no toda) hace cosas para darte en la m*d**, que lo único que buscan es hacerte sentir menos y hacerte la vida de cuadritos. Sea presumiendo lo que tienen o en verdad teniendo acciones negativas hacia ti. En este caso, lo único que queda es pensar si uno quiere que la vida se le sea arruinada por ese tipo de personas.
Digamos que para mi, lo antes mencionado me tiene a veces sin cuidado, si alguien me presume que lo haga y si intentan hacerme la vida de *$·$%# pues a tratar de luchar por que no sea así. Pero lo que a mi más me molesta es que sigo siendo ingenua en el caso de que aún creo en lo que me dicen “mis amigos, conocidos, etc.”. Si, me he dado cuenta que aún creo en que una persona puede cambiar porque me dice que cambiará, creo que una persona es diferente porque me dice cosas que “yo quiero escuchar”, que prometen y no cumplen (a pesar de que muchas otras veces me han dicho lo mismo).
¿En que estoy pensando?. En que aún no me han lastimado demasiado como para poder seguir creyendo en “ell@s”. ¿Cómo una persona puede decirte que te quiere sin sentirlo?, ¿cómo otra persona te puede decir que eres importante para ella sino es cierto?, ¿cómo alguien más te puede decir que eres su amigo si en verdad no lo eres? Los que hayan llegado hasta este punto han de pensar “pobre chica la lastimaron, está desilusionada, etc.”, la verdad es que no, sólo que este escrito quería salir a la luz.
Además de que me sucedió “algo” que como varias cosas me sacó de mi orbita. ¿Cómo creer en una persona que sabes como es? Esa persona te dice cosas buenas, lindas, tiernas (de esas que sabe que te gusta escuchar), pero tú sabes cosas que otras personas te han contado. Sabes que si crees puedes salir lastimada y seguir con la misma ingenuidad, sino crees puede ser que pierdas algo bueno en tu vida.
Es en este momento cuando suelo pensar en las “buenas” y “malas” elecciones, en que sólo uno mediante esas elecciones puede determinar un poco de su vida. En ocasiones, me gusta pensar que estoy alucinando sobre cosas que pasaran, pero eso también me lleva a malas o buenas elecciones. Estas elecciones están llenas de todos mis miedos, angustias, victorias, ingenuidades.
Así que ¿creer o no creer?, es algo que determina lo que se hará. Ya no quiero ser ingenua, no quiero dejarme llevar por mis sentimientos, desearía “en ocasiones” saber ser más temperamental y dejar de actuar “según la parte romántica de mi vida”. Sin embargo, sé que si esa parte de mi vida se va muchas de las buenas elecciones que tome no se hubieran realizado. De esta forma, sigo con el pensamiento flotante, intentando tomar decisiones en mi vida “creyendo, sin creer”.
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